sábado, 28 de mayo de 2016

¿Cuál es el ave más peligrosa que existe?





De acuerdo con el Libro de los récords Guinness, el casuario es el ave más peligrosa que existe. El género de aves Casuarius está compuesto por tres especies que se distribuyen en Australia y Nueva Guinea: Casuarius casuarius, Casuarius unappendiculatus y Casuarius bennetti. El Casuarius lydekkeri fue una espécie que habitó en Nueva Gales del Sur, Australia, durante el Pleistoceno. Actualmente está extinta.Es el más pequeño de los casuarios.

Son aves solitarias no voladoras que viven en la selva lluviosa tropical, donde se alimentan de las frutas caídas, de algunos hongos y pequeños animales. Su plumaje negro está formado por plumas ásperas, algunas de ellas terminan en filamentos como pelos. El cuello es de color azul y rojo (carúncula) y tienen una gran protuberancia ósea sobre la cabeza, llamada casco, que puede dar protección al ave en los momentos en que el animal se desplaza entre la densa vegetación de su hábitat.
 

El casuario de Ceram (Casuarius casuarius) es considerada como una de las aves más agresivas de todo el planeta. Son especialmente violentas en época de cría, cuando defienden fieramente su territorio contra los intrusos. Los pichones son cuidados por los padres durante nueve meses. El macho se hace cargo de la incubación, pero ambos progenitores cuidan a las crías. Los casuarios son muy tímidos, pero cuando se les provoca son capaces de infligir lesiones, en ocasiones fatales, a animales y personas.

Sus garras potentes, pueden causar serias heridas incluso en los seres humanos, saltando hacia adelante y clavándolas en la presa. También pueden emplear su duro casquete en los ataques. Su aspecto y su fiereza han hecho que estas aves recuerden mucho a un velociraptor, un conocido dinosaurio bípedo y carnívoro. Si un macho adulto se yergue completamente, puede rebasar sin problemas a una persona de 1,65 metros de altura. Llegan a pesar más de 50 kilos. Las hembras adultas son todavía mayores y pueden pesar más de 75 kilos. Sin embargo, los casuarios parecen más pequeños porque caminan inclinados, con la columna paralela al suelo.

Todas las fuentes indican que los ataques de casuarios a humanos y perros son frecuentes, con resultados que van desde arañazos hasta costillas rotas. La última víctima mortal de la que se tiene conocimiento se produjo en 1926.

La única muerte humana documentada fue causada por un casuario el 6 de abril de 1926. Phillip McClean de 16 años de edad y su hermano de 13 años se encontraron con un casuario en su propiedad y decidieron tratar de acabar con él golpeándolo con palos. El pájaro dio una patada al muchacho más joven que se cayó y se escapó mientras su hermano mayor golpeaba al pájaro. El McClean mayor tropezó entonces y cayó al suelo. Mientras estaba en el suelo el casuario le dio una patada en el cuello, abriéndole una herida de 1,25 cm (0,49 pulgadas) que pudo haberle cortado la vena yugular. El niño murió de sus heridas poco después.



En el norte de Australia, el casuario ejerce un papel crucial en la conformación del bosque.

Como mayormente se alimentan de frutas y su digestión es muy ligera, las semillas de lo consumido son expulsadas intactas. Por eso tienen un importante papel en su ecosistema,  son importantes dispersores de semillas en los bosques que habitan.

La Ryparosa kurrangii, por ejemplo, es un árbol que solo se ha localizado en una pequeña región del bosque lluvioso costero de Australia. Un estudio reveló que si no pasan por un casuario, solo germinan un 4 % de las semillas de Ryparosa, mientras que si estas aves las ingieren y defecan, la cifra es del 92 %. (Se ignora el porqué.)

Si el casuario llegase a desaparecer, la estructura del bosque experimentaría un cambio gradual. Algunas especies arbóreas perderían extensión, y otras probablemente desaparecerían por completo.

En Australia, esta ave forma parte de la lista de especies en peligro de extinción; Se estima que existan entre 1.500 y 2.000 individuos, pero no se conoce la cantidad exacta. El Casuario de Ceram está en peligro de extinción debido a la pérdida de su hábitat, el cual se estima que se ha reducido hasta solo quedar un 25% de su extensión original. Otra causa de muerte constante de individuos de casuarios son las colisiones con los vehículos en las carreteras, que atropellan decenas de estas aves cada año, y en menor medida la caza y las enfermedades.


 ¿Qué es un Tardígrado?

 


El tardígrado u oso de agua es la criatura más resistente del planeta. Constituyen un filo de Ecdysozoa dentro del reino animal, caracterizado por ser invertebrados, protóstomos, segmentados y microscópicos. Fueron descubiertos ya en 1777 por J.A.E. Goeze, quien les llamó tardígrados, que significa algo así como “los del paso lento”. Son más conocidos como ositos de agua porque así los llamó Goeze (Kleine Wasser-Bären) al verlos en el microscopio, ya que por su andar, parecen pequeños osos.

 Los adultos más grandes pueden verse a simple vista porque llegan a alcanzar un largo de 0.5 mm de media. Sin embargo, los más pequeños pueden medir 0.05 mm solamente.

La mayoría de los tardígrados viven fundamentalmente en la película de agua que cubre los musgos, líquenes o helechos, aunque también pueden llegar a habitar aguas oceánicas o de agua dulce. Son animales tan resistentes que se los puede encontrar habitando absolutamente cualquier rincón del planeta Tierra. Aunque son acuáticos, pueden pasar décadas sin agua sustituyendo este elemento por un azúcar llamada trehalosa. También puede resistir temperaturas extremas.  Desde las más profundas oscuridades de los océanos a lo más alto de los Himalayas, pasando por regiones manantiales de agua hirviendo a lo más gélido de las zonas árticas, así como también desiertos y por supuesto, la espesura de las selvas tropicales. En 2007, unos investigadores suecos enviaron unos cuantos en la misión Foton M-3 de la Agencia Espacial Europea. El resultado fue que no sólo sobrevivieron al vacío espacial y a la radiación provocada por los rayos cósmicos, sino que las hembras fueron capaces de poner huevos y engendrar crías. Un diminuto espacio líquido o húmedo les es suficiente como para sobrevivir por un largo tiempo.

Su secreto está en su posibilidad para deshidratarse y prácticamente, morir de forma momentánea. Los osos de agua pueden perder el 99% de agua de su cuerpo e ingresar en un complejo estado de animación temporalmente suspendida. Si hace demasiado frío o demasiado calor, puede anular todos los sistemas de su organismo hasta que las condiciones mejoren y entonces volver a su estado natural. Pueden soportar temperaturas mínimas de hasta -200 °C y máximas de 150 °C, y una radiación nuclear de 570.000 roentgen (con 500 roentgens los humanos moriríamos) y pueden pasar más de 120 años sin agua. Existen cerca de 900 especies diferentes de tardígrados y la mayoría tiene una media de vida de 200 años.

Lo tardígrados han poblado mares y tierras muchísimo antes de que el hombre y diversas criaturas vivientes aparecieran en el planeta, sobreviviendo las 5 extinciones masivas en la Tierra, desde hace más de 444 millones de años. Los científicos aseguran que también sobrevivirán a nuestra extinción.

Se alimentan de  bacterias y plantas. Poseen unos dientes afilados en forma de dagas con los cuales ensartan a sus víctimas, lo que les permite destrozar algas y animales pequeños. Sin embargo, pueden sobrevivir sin comida por muchos años.

 

EXPERIMENTO REALIZADO CON TARDÍGRADOS:

“Los tardígrados aproximadamente 0,2 mm de longitud fueron recuperados de una muestra congelada recogido en la Antártida en noviembre de 1983. En mayo de 2014 el grupo de investigación dirigido por Megumi Tsujimoto Investigadora del Instituto Nacional de Investigación Polar en Japón descongeló el musgo a 3 ° C por un día y se sumergió en agua durante 24 horas más. Dos individuos y un huevo fueron recogidos de la muestra y se ha criado en placas de agar con las algas como alimento. Uno de los tardígrados revividos y el menor que eclosionaron desde el huevo reavivado pasó a la reproducción continua con éxito.

Uno de los tardígrados revividos se movió ligeramente su cuarto par de patas en el primer día después de la rehidratación. El proceso de recuperación para el tardígrado fue lento requiriendo 2 semanas para que volviese a andar y comer, puso 19 huevos, de los cuales 14 puestos con éxito. El tiempo que tarda el huevo de la muestra después de la reactivación fue casi el doble (19 días) el tiempo medio ejercida por todos los huevos (9,5 días). El otro tardígrado reavivado también se movió ligeramente su cuarto par de patas en el primer día después de la rehidratación. Sin embargo, no se recuperó con éxito y murió 20 días después de la rehidratación. El menor que eclosiono desde el huevo reavivado comió, creció, y se reprodujo sin ninguna deformación evidente observada. Puso 15 huevos, de los cuales 7 eclosionaron con éxito. Las crías fueron identificadas morfológicamente como Acutuncus antarcticus, una especie endémica de la Antártida.”